domingo, 18 de diciembre de 2011

Yo antes era una ignorante.

Yo era una ignorante.
Me crié creyendo que la matrícula
de mi coche era ciertamente,
su fecha de caducidad.

En esa época no necesitaba sueños
para seguir amaneciendo
pues ya estaban hechos
y yo, ignorante, seguía creyendo.

Pero después de tantos desengaños:
esos reyes magos, mi educación el trabajo;
empecé con esos dulces pensamientos
por los que me odiaban los extraños.

Muchos nombres me pusieron
los hombres que por mí pasaron.
Ahora mestizos o extintos
les da por llamarme España.

Me despierto cada mañana
con un fuerte dolor de duodeno
y es que esta comunidad de vecinos
no tiene ni pies ni cabeza.

Curarme no puedo
pues yo no hay sanidad
pero no os preocupéis
que nos sobra brutalidad.

Estudié hace siglos,
eso sí, por la privada
(sin dinero ya no hay nada)
y saqué el grado en Democracia.

Pero con el tiempo lo he olvidado
y todo este tiempo viví en el paro.
Me levanto de la cama
y os miro, agotada.

Y por primera vez en mucho tiempo
oigo en vuestras voces la canción;
os siento calmados, es el momento...
¡Gritemos juntos revolución!

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