lunes, 2 de julio de 2012

Por un buen retorno.

Y yo me encontraba en medio de ninguna parte llamando a Midori.


Y ya está. una frase de las que te persigue, una lista de últimas publicaciones de la editorial y luego el dolor de cerrar definitivamente ese universo en el que has vivido durante 2, 3 días, una semana, algún mes...
Y ¿para qué?
Todo lo perdido por el camino, lo aprendido, lo nuevo lo viejo... Todo. Una contraportada y la sinopsis. Se acabó. Y ya no quiero recrearme más en ese gesto que parece nimio pero te hace temblar los huesos. ¿Qué fue de Watanabe y Midori? O volviendo mucho más atrás... ¿Se atrevió Oliveira a tirarse a la rayuela del manicomio? ¿Sancho consiguió su ínsula años más tarde? ¿Perdió a su mujer?
Y que más da, diréis.
Pero esas vidas, los confidentes, sus secretos... Cómo vivir con los secretos de tantas almas olvidadas tras la última página de un libro, en una estantería casi infinita. Nombres y nombres, amores, desamores... Son nuestros. ¿O no? ¿No fui yo el que logró que el ciego se golpeara contra el pilar? ¿no fui acaso aquel que besó a Talita buscando otros labios? ¿No cometí el error de volverme invisible ante la promesa de poder? ¿No bebí acaso esa poción que me convertía en una bestia y por la que pasaba noches encadenado? ¿qué habrá sido de mis barcos? Aquel que vio a las sirenas y me ayudó a huir de Polifemo, aquel otro que resguardó en su interior la fuerza de Hércules, la belleza de Medea y el resplandor del vellocino. Será que he muerto un millón de veces. En un laberinto en Creta, en una habitación perdida en algún pueblo del Japón de los años 60, en el fondo del Sena...
¿Y que nos queda tras esto? Un escalofrío, el escalofrío del día a día, del hogar, de lo que somos, lo que querríamos ser, el querer volver a acompañar a la familia Buendía durante su larga vida en Macondo. Y nada más. Bueno, volver a las estanterías y buscar otras tantas muertes, vidas, besos, camas y sonrisas ajenas. Perder el miedo de la hoja en blanco del día a día.

miércoles, 18 de abril de 2012

Oxímoron

Ella solía ser un tanto esquiva
y él un putón de libros y caminos.
Ella tenía los ojos felinos
y una voz por completo corrosiva.

Él ahogaba cada noche en vino
sus ahorros y sus temores e iba
de bar en bar poniendo su diatriba
en cada vestido blanco de lino.

Ella quería ser cena con zumo
y él, vagabundo, maleta o equipaje.
Dibujando en cada calle con humo,

él decidió no renunciar al viaje
diciendole: ''Lo siento, no perfumo
los trapos rotos, la piel que traje.''

Soneto de mañana

El harto amanecer fue tan preciso
que las cortinas le dejaron paso
hasta la almohada desde el cielo raso,
desde tus ojos al suelo del piso.

Las resacas cobraron sin reparo
mi cordura, tus caderas, mi entierro,
la clausura de los bares que cierro,
de la noche, el coraje y el descaro.

Cierto que lo que no llegó a ser cierto
repasa mi papel a cada rato.
Cierto que la ciudad le cargó el muerto

a la escalera, la puerta y el gato,
al barco que no llegó nunca a puerto,
al parar justo a tiempo el arrebato.

jueves, 12 de abril de 2012

Molly Malone

Miro tus labios
miro en silencio cada segundo de tus labios
y a cada centímetro que pasa te veo más lienzo
más Toulouse Lautrec

Atravieso el reflejo de tu pupila
con las manos que ya te acarician
aunque no las sientas

Y suenas a rasgueo de guitarra
a palabra interrumpida por el beso
a clavel agobiado por San Valentín
arrancado por mis manos que bailan

Creces poco a poco desde tu raíz
y mis dedos juegan lentamente con tus hojas
hundiéndome en tu follaje

Entonces empiezas a dar pinceladas de prsencia
sílaba a sílaba por tu boca
tu boca que muerde dulcemente
mi boca que sonríe

Y comenzamos a oler a conocido
y a tantear las intimidades de la noche
y sólo queda un palmo de diferencia
entre tú y el tiempo

jueves, 23 de febrero de 2012

El nombre

Gozar de nombre.
¡Qué gran honor!
Ser mesa, ser tela,
moda, ventana,
ser recuerdo.

Ser persona
es menos agradecido.

Para el estudiante
de derecho que lee
el periódico allí,
sólo soy persona.

Y la trovadora
de números
que remueve el café,
para mí sólo
es persona.

Podría acercarme
y que en un
momento de debilidad
del universo
ella pasara de ser persona
a ser Paula, o ser Marina,
o Babs, o Karina.
No creo que fuera
nunca María o Julia,
como no creo que
fuera pizarra,
tejado, martillo,
pero sí cuaderno.

El vaso del que bebo
es té, aunque sea vaso.
Como el pájaro
es vuelo
mientras sigue siendo
pájaro.

¡Qué cosa más curiosa
e inútil el nombre!

viernes, 27 de enero de 2012

La desconocida VII

Me da pena la muchacha de la blusa rosa
y es que es un horrible color para llevar puesto
así que mejor que se lo quite
eso y todo

También me da pena por sus cadenas
que la atan al mundo como si fuera un burdo mamífero
y es que las cadenas de oro
nunca tienen futuro

Y dado que lo único que sé
de esta chiquilla presumida
es que ama con pasión
y no falta a una cita

No puedo evitar pedirle perdón
por mi anterior impertinencia
y aunque sea una desconocida
o por lo menos lo sean sus motivos

Que me perdone por cada palabra
que le pude haber escrito
en un momento de esperanza
aullando a la luna llena

Y es que cuando la botella suelta la lengua
sólo me atengo a los límites de lo que conozco por ''la puerta''
y mientras esté dentro podré decir mano a mano
lo que quiera que nunca seré juzgado

Así que ya que estoy borracho
y de versos ebrios escribo
te dejo aquí mis palabras
y espero que no causen ningún descontento.

miércoles, 25 de enero de 2012

La desconocida IV

Ese día les dio a los gorriones
por llorar de escalera y manicomio
entre nubes de lluvia y estramonio.
Se le olvidó abrocharse los botones.

Me hipnotizó ese limbo blanquecino
entre aquellos bamboleantes copos
de nieve que sudaban cada poro
de mis manos y mi cuerpo mezquino.

En su lecho perdimos la cordura
y como una pareja de hecho
me trajo un desayuno a la cuna,

y de su pecho brotó un verde helecho
que me asustó y volví a mi sucia cama
y a levantarme con el pie derecho.