Un ángel caído de un pilar
Con las alas llenas de raíles
Que nos duermen
En nuestro camino a la comprensión
Y dormidos soñamos
Soñamos
Con música y cabaret
Con fuego y admiración
Soñamos
Con humo y bicicletas
Con noches
De azúcar y aceite
Con caras y nombres
Y no soñamos
En vano
Recordamos,
Y aun cuando despertamos
Nada desaparece
Es letra ininteligible
La que mejor se lee
Y un mareo de niebla
En el momento preciso
Una risa de lugar lejano
De persona ausente
A la que el sueño destrozamos
Nuestro sueño
Produce sueños
Y el cansancio
Momentos de café y música
Y mueve los dedos
Ágilmente
En busca del vaso
Con el que interpretar su melodía
Pero las teclas, desobedientes,
Nos llevan a la bóveda
De los recuerdos
De las cuerdas
Y las carreras
Para llegar
A la inesperada vuelta
Y el despertar indeseado...
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