miércoles, 4 de enero de 2012

Un traidor.

-Un traidor. Un traidor. Eso es lo que soy.

Mientras mi silueta se arrastra por las sombras
esas que otras noches guarecieron
cada retazo de palabra
que salió de aquella boca, ahora ensangrentada

Era un hombre convencido
convencido de que los árboles tenían tronco
y de que las gallinas nunca quisieron volar

Tan convencido de que las camas servían para dormir
que nunca fue un estorbo para los planes
que solía volar cometas atrapado en un sucio pabellón
que pintaba el cielo de un azul turbio

Cierto día se le ocurrió que las sílabas
bailaban por si solas
y las paredes sirven para rezar poesía
y para repartir las calles entre los que pasan frío

¡Corre! Oyó a su espalda
los planes habían sido estorbados
las plazas quedaron al descubierto
la voz le siguió siguiendo

¡Corre!¡Corre! Los tenderetes caían a su paso
las margaritas quedaban huérfanas
cuando las madreselvas caían
de cada balcón asustado

¡Corre!¡Corre!¡Corre!
La voz se acercó y de pronto
ese café dejó de ser un café
y salió disparado rojo por sus labios

Las sombras me volvieron a envolver
su cara seguía blanquecina
su ojo azul pálido
y sus trozos de mente seguían en el asfalto

Los coches dejaron de pasar
y los sueños de aletear
para ver aquellos últimos trazos
del cuadro de un puñal ensangrentado
por los cambios
de seguir siendo humano.

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