Ella solía ser un tanto esquiva
y él un putón de libros y caminos.
Ella tenía los ojos felinos
y una voz por completo corrosiva.
Él ahogaba cada noche en vino
sus ahorros y sus temores e iba
de bar en bar poniendo su diatriba
en cada vestido blanco de lino.
Ella quería ser cena con zumo
y él, vagabundo, maleta o equipaje.
Dibujando en cada calle con humo,
él decidió no renunciar al viaje
diciendole: ''Lo siento, no perfumo
los trapos rotos, la piel que traje.''
Simplemente Fantástico...! ya te sigo, visítame cuando gustes...un abrazo! https://monalisa40.blogspot.pe/
ResponderEliminar